El
control biológico es un método de control de plagas, enfermedades y malezas que
consiste en utilizar organismos vivos con objeto de controlar las poblaciones
de otro organismo.
Hay
que tener en cuenta que su uso ha tenido significados diferentes a lo largo del
tiempo; así, los fitopatólogos han tendido a usar el término para denotar
métodos de control que incluyen rotación de cultivos, alteraciones del pH del
suelo, uso de enmiendas orgánicas, etc. (Baker, 1985; Schrot & Hancock,
1985); otros investigadores diferencian un control biológico clásico del
control biológico moderno donde se incluyen las técnicas de control por
interferencia. Sin embargo, la definición más aceptada en la actualidad es la
que han utilizado tradicionalmente los entomólogos: Es un método agrícola de
control de plagas (insectos, ácaros, malezas, enfermedades de las plantas,
etc.) que usa depredadores, parásitos, herbívoros u otros medios naturales.
Puede ser un componente importante del control integrado de plagas y es de gran
importancia económica para la agricultura.
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